Buenas y lluviosas tardes. Hoy nuevamente seguimos con esta saga del Vaticano, en el que conspiraciones, crímenes, intereses políticos y económicos van de la mano. Como dije anteriormente, hemos tenido papas buenos, muy buenos y malos y muuuuy malos. En el capítulo de hoy vamos a hablar de uno de que duró muy poquito en el pontificado. Comencemos !!!!
El 28 de septiembre de 1978 murió a los 34 días de su pontificado Juan Pablo I. Ahora que se conoce los documentos desclasificados del pontificado de Pío XI para que el mundo sepa qué datos del nazismo, la Guerra Civil española y el fascismo italiano se guardaron con tanto secreto, es de esperar que en algún momento alguien se explique exactamente de qué murió Juan Pablo I. Dichos documentos se desclasificarán alrededor del 2076.
Juan Pablo I murió entre el 28 y el 29 de septiembre. Se prohibió la realización de la autopsia, nunca se pudo saber qué cenó la noche anterior, las cuatro monjas que atendieron al papa fueron trasladadas al Santo Oficio con la prohibición de hacer declaraciones, y no hubo un boletín médico que explicara claramente las causas de la muerte. El médico que certificó el deceso dijo que probablemente se debió a un infarto de miocardio. Pero aquel infarto no convenció.
La negativa a hacer la autopsia se basó en que la Constitución Apostólica promulgada por Pablo VI en 1975 lo prohibía, pero en realidad ni lo prohíbe ni lo ordena. La omisión de la autopsia se entiende cuando el papa muere tras una enfermedad tratada por los médicos o cuando se le conoce una dolencia crónica. Pero es que Juan Pablo I no estaba enfermo y apareció muerto en su cama cuando en la noche anterior se había acostado de manera normal.
Total, que un hombre al fin y al cabo, muere de extraña manera y los mandamases de turno no quieren saber o no quieren dar a conocer las causas de su muerte. La cosa se va complicando, no es de extrañar decisiones como la de Benedicto XVI.
Un saludo a todos. #saveiberia
@maspomada
Jesús González
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